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viernes, 18 de mayo de 2007

La guerra mediática


El combate que el Presidente Felipe Calderón ha emprendido contra el narcotráfico se ha caracterizado por una severa mediatización y resultados a cuentagotas, que arrojan serias dudas sobre la obtención de resultados positivos en el mediano y largo plazo.

Hace unos días, Leo Zuckermann, en su columna de El Excélsior, argumentó que el Presidente Calderón emprende una campaña, y no una guerra contra el narcotráfico. El constante bombardeo mediático, que busca convencer a los mexicanos de que la lucha se está ganando, apunta en ese sentido.

A sólo unas semanas del inicio de la nueva gestión Federal, ocho de los capos y sicarios más renombrados del país fueron extraditados a los Estados Unidos. La noticia fue acogida con bombo y platillo en el país vecino, y el rumbo de la “luna de miel” en los primeros días del calderonismo no pudo ir mejor. Y todo televisado en horario estelar.

La guerra centró como su eje principal, sacar al ejército de los cuarteles para trasladarlo en una lucha cuerpo a cuerpo en los estados de la República. Los resultados preliminares fueron los tradicionales decomisos de drogas, armas, y dinero, así como la destrucción de hectáreas donde se cultivaban drogas.

Sin embargo, el verdadero pez gordo, se dio a mediados de marzo, cuando en una casa de Lomas de Chapultepec fueron decomisados 205 millones de dólares y varios miles de euros más, propiedad de una banda criminal dedicada al tráfico de pseudoefedrina y liderada por un chino totalmente desconocido en la escena, como lo resultó ser Zhenli Ye Gon. Esa fortuna fue acumulada en ocho meses, y las dificultades para lavar el dinero ocasionaron que el enorme rastro que deja una suma tan cuantiosa se convirtiera en el decomiso más grande de la historia. Diversos medios dedicaron primeras planas por montones: el golpe había sido exitoso.

Pero, a la par, los mismos medios que documentan los avances en la guerra calderonista, también registran los asesinatos provenientes del crimen organizado, que en días venideros alcanzarán la catastrófica cifra de 1,000 muertes del 1° de diciembre del año pasado a la fecha; en promedio, seis asesinatos diarios –entre ajustes de cuentas, ejecuciones y enfrentamientos-, destacando las ejecuciones de más de 120 policías federales, 14 militares, 1 coronel y recientemente, la de José Nemesio Lugo, encargado de la inteligencia en el combate a la delincuencia de la PGR.

Así las cosas, se han registrado ejecuciones en Michoacán, Nuevo León, Chihuahua, Guerrero, Estado de México, Distrito Federal, Puebla, Sonora, Veracruz, Sinaloa, Baja California, Tamaulipas, Durango y Oaxaca. Pareciera entonces, que México no está afectado, sino infestado por el narcotráfico.

Ante estas estadísticas de terror, ¿quién está realmente ganando esta supuesta guerra?, el crimen organizado cobró esta semana la vida del segundo al mando en el combate a la delincuencia de la PGR, ¿acaso la milicia ha capturado a algún capo de renombre a cambio?

La estrategia es a todas luces equivocada. Hasta el momento, el gobierno Federal se ha enfocado únicamente en el combate cuerpo a cuerpo, entre un narco multimillonario y un ejército limitado y expuesto a la corrupción. Recientemente, y a la vieja usanza, se ha anunciado la creación del Cuerpo Especial de Fuerzas de Apoyo Federal del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, otro grupo más de élite, que no es otra cosa que seguir aparentando. El gobierno juega a que la gente olvide, o a que las palabras de capos como Osiel Cárdenas queden en el pasado: “yo operaba comprando a todas las autoridades mexicanas: jueces, policías, AFI, PFP, militares, a todos los compré”.

Si un simple grupo criminal, enfocado a la venta de un estupefaciente -como lo fue la banda de Zhenli Ye Gon- es capaz de acumular más de 2 mil millones de pesos en sólo ocho meses, ¿Qué podrá hacer una banda como el cártel de Tijuana, que involucra entre sus operaciones, el tráfico de cocaína, marihuana, heroína, opio, secuestros, tráfico de personas, prostitución, armas y robo de automóviles? Caro Quintero, pionero narcotraficante de los 80 ¡hasta ofreció pagar la mitad de la deuda externa si lo liberaban!

Es necesario redimensionar la lucha contra el narcotráfico. Calderón debe abandonar el combate solitario del Poder Ejecutivo, y convertirlo en un frente del Estado mexicano, buscando una posición común en el Congreso de la Unión (al fin de cuentas, todos los estados, sin importar partido, están infectados). De la misma manera, es urgente legislar a fin de facultar a las policías estatales, para que también ellas puedan combatir al narco y no únicamente lo haga el ejército. Y por último, instrumentar políticas integrales de combate a las adicciones, que el año pasado registraron un peligrosísimo aumento de 400%.

De lo contrario, la lucha seguirá siendo solitaria, ineficiente, corrompible, y seguirá contando su ineptitud por miles de decesos.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Comparto la idea de que el ataque frontal contra narcotráfico no es la mejor solución; sin embargo, me parece que la lucha contra el narcotráfico difícilmente puede ser entendida en su totalidad o su complejidad por el grueso de la población mexicana. Qué quiero decir con esto? que Calderón busca en realidad un impacto en la población mexicana, de ahí su campaña mediática. Lo cual me lleva a pensar, que en efecto, el fin último no es el combate al narcotráfico sino todo lo que sacar al ejército implica. Sobre todo en lo que a legitimidad se refiere. No me parece gratuito que tenga 7 de calificación su desempeño a 6 meses de iniciado su gobierno entre consignas y todo los probremas derivados del proceso electoral.

Por tal motivo, desde el punto de vista político es, a mi juicio, completamente justificable la estrategia, para poder sentar las condiciones para impulsar su proyecto sexenal; aunque evidentemente desde el punto de vista táctico de combate al narcotráfico, en efecto, no es la mejor vía se se quiere acabar o al menos controlar el crimen organizado.

Es una encrucijada interesante la posición del Presidente en la materia. Quizá más allá de ver si se acabará con el narcotráfico, el debate debería estar centrado en las consecuencias de las acciones emprendidas por el gobierno federal en materia, o mejor dicho, las consecuencias de sacar al ejército de los cuarteles para azuzar el avispero que representa el crimen organizado.

Saludos

Soledad* dijo...

No se si la estrategia de Calderón sea a todas luces equivocada, como comenta el buen Tlaca políticamente está siendo eficiente. Yo diría que discursivamente está siendo la estrategia correcta como herramienta de legitimación de un mandatario que como todos sabemos traía a más de la mitad del electorado en su contra. Mediáticamente la cobertura ha sido absoluta, se han transmitido resultados positivos inmediatos y perceptibles como el caso de los decomisos y las extradiciones y resultados negativos como las numerosas ejecuciones de funcionarios y bajas en el ejército. Es cierto que es necesario redimensionar el combate que hasta el momento efectivamente se ha dado por decirlo así cuerpo con cuerpo, estamos frente a un ente hasta cierto punto amorfo, con redes a lo largo de todo el país que difícilmente será derrotado. ¿Cómo es posible que la infraestructura de TODO un Estado se encuentre en total y absoluta desventaja frente al narco?

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