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jueves, 8 de marzo de 2007

La apuesta perdida: sistema educativo mexicano.

La educación en México, con todo y su enorme presupuesto cercano a los 152 mil millones de pesos para este año, constituye uno de los principales problemas que enfrenta el país para alcanzar el anhelado desarrollo. Y es que a la par del dinero, vienen los grandes intereses.

En el mundo, la apuesta primordial en China, India o los tigres asiáticos se ha inclinado por la educación superior. Estos países han destinado enormes presupuestos -cuidadosamente vigilados de corruptelas- a sus universidades, con el fin de que desarrollen tecnología e investigación, compatible con sus proyectos gubernamentales de desarrollo. Así, India ha puesto un énfasis especial en desarrollo de software; Singapur en la biotecnología y ciencias de la información; y Taiwán y China en una gran cantidad de manufactura que emplea tecnología de punta.

En México, a diferencia de los asiáticos, los programas gubernamentales se inclinan por otorgar un tremendo apoyo a la educación básica. Nuestro país se distingue, como ningún otro en el mundo, por dar a sus educandos del nivel básico los libros de texto -de forma gratuita- que utilizan para cada ciclo escolar. Así, la equidad como premisa fundamental, parece una apuesta mucho más ambiciosa y hasta justa, pero a la vez, mucho más complicada, y con plazos de éxito que a nadie le quedan claros.

Una prueba fehaciente recae en los exámenes que, a través del Programa para la Valoración Internacional del Estudiante (PISA por sus siglas en inglés), la OCDE lleva a cabo entre los estudiantes de sus países miembros. Las pruebas consisten en diversos niveles de aptitudes en español, matemáticas y ciencias. Los resultados son desoladores: en las tres pruebas, México queda en último lugar de la Organización, alcanzando apenas el nivel mínimo en cada uno de los exámenes. Lo anterior quiere decir que, aunque el alumno mexicano sabe leer, es incapaz de entender el tema general que trata una lección; que no puede resolver problemas básicos de matemáticas; y que no logra formular hipótesis o conclusiones sencillas.

La política parece otro obstáculo para la labor educativa. El Secretario de Educación del sexenio pasado, fue más conocido por sus viajes constantes a Monterrey y por las opacidades en la justificación de sus gastos, antes que por la labor que desempeñó; y esta administración enfrenta un agudo problema de conflicto de intereses, con la incorporación de una de las personas más cercanas al SNTE como subsecretario de educación básica. Si los maestros representan un problema fundamental para la calidad de la enseñanza de los alumnos, pareciera entonces que la SEP tiene al enemigo durmiendo en casa.

Y mientras se acomodan los dados de poder en México, el desarrollo no se detiene afuera. El ranking de las 200 mejores universidades del mundo, publicado por el Segmento Educativo del periódico London Times, muestra que China tiene 6 universidades colocadas; India 3; e Indonesia, Malasia, Singapur y Taiwán 1.

México está lejos de alcanzar a China y a India (cuyo nivel de crecimiento económico promedio es de 6% anual contra nuestro 3% durante 12 años), y aunque nuestro país también tiene a 1 universidad -la UNAM- colocada en el ranking, no podemos dejar de notar que tenemos 20 veces más población que Singapur; 5 veces más que Malasia y Taiwán; y que a Indonesia lo doblamos en territorio y nuestro PIB es 15% mayor. Además, la UNAM le cuesta al gobierno 17 mil millones de pesos, mientras que las universidades asiáticas generan excelentes capitales, tanto económicos como humanos.

La apuesta mundial por el desarrollo ligado a la educación está echada desde hace rato. Si México no consigue implementar programas integrales que permitan elevar la calidad educativa, así como impulsar a la educación superior y la investigación, continuaremos siendo un país de lectores que no entienden lo que leen y que tira por la borda 152 mil millones de pesos anualmente. Hasta el momento, la apuesta está perdida.


** échale un ojo a mi nuevo artículo sobre el carnívoro mundo del pop y Britney Spears en El ágora del Tona

1 comentario:

Unknown dijo...

Aunado al factor político que mencionas en torno a lo precario de la educación mexicana, es también importante señalar el factor histórico que el problema tiene.

Quizá el problema de la educación provenga en gran medida del proceso modernizador del México postrevolucionario en donde la población tuvo una explosión demográfica importante desde los 30's hasta los 70's que el Estado comienza con políticas de control poblacional que ha derivado en una reducción de la tasa de natalidad hasta los índices del día de hoy.

Ante la creciente demanda de la población por servicios educativos y el perfil social del Estado, éste se vio en la necesidad de implementar políticas que satisfacieran la creciente demanda, aunque esto fuera en detrimento de la calidad. Mayor en número, menor en calidad. Lo importante era sacar maestros a como diera lugar aunque muchos de ellos ni el título obtuvieron pero se fuero a dar clase. Ni siquiera mencionar las programas educativos hechos siempre bajo la óptica central donde a los niños de todas las partes del país se les enseñaba esencialmente lo mismo sin detenerse demasiado en el aspecto local o las características de su región.

La realidad actual sin embargo está cambiando aceleradamente, la inclusión de México en la esfera internacional aunado a los procesos globalizadores ha terminado por situarnos en desventajas importantes en relación a otros países. México descuidó históricamente el sector de la educación en detrimento de la generación de ciencia y tecnología nacionales que fomentaran o incentivaran el desarrollo.

Actualmente la demanda por educación ha disminuido en razón de la disminución de la tasa de natalidad lo que ha generado que muchas escuelas tengan que cerrar ante la cada vez menor cantidad de niños. La pirámide población se está invirtiendo y es momento de que el sector educación se transforme de manera importante canalizando los recurosos necesarios y las políticas que lo permitan transitar de la cantidad a la calidad.

Si bien es cierto que México es un país rico en recursos naturales y no sé en qué tanto más dicen que supuestamente somos, pues deberíamos complementarlo en ser ricos intelectualmente. Si México no exporta productos de alto contenido, o valor agregado, debería centrase en exportar capital intelectual. Finalmente esto es la apuesta de aquellos países como Japón que no cuentan con grandes recursos naturales, más allá de los que un archipielago les da, o como en el caso de Singapur, que es una península sin gran extensión territorial.

La educación debería ser el producto mexicano por excelencia y el punto de partida hacia cumbres cada más altas y ambiciosas.

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