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miércoles, 14 de marzo de 2007

Sobre Cultura Política...

En México, la democracia es algo nuevo, tanto en la forma en que la ha asumido en términos reales el nuevo régimen, hasta la manera en que esta permea a todas las esferas del Estado.

Un porcentaje mayoritario de las personas que hoy habitan en México nacieron y creacieron bajo una forma de hacer política, y en general de desenvolverse en lo público, producto de un régimen autoritario. Si tomamos como punto de partida las elecciones intermedias del 1997 como las primeras netamente democráticas donde el PRI perdió la mayoría de la cámara de diputados, tenemos que tan solo han transcurrido 10 años. Sin embargo, si tomamos otro tipo de fechas relativas a la formación de una oposición política de contrapeso al régimen, quizá pudiéramos mencionar el año de 1989 y la primer gubernatura ganada por otro partido ajeno al de Estado. De este hecho han transcurrido 18 años.

Lo que pretendo resaltar es el escaso contexto democrático con que las personas en términos generales se han desarrollado como individuos y ciudadanos. Hoy en día existe un gran debate sobre la consolidación y arraigamiento de la democracia en México. A pesar de contar en este día con una democracia electoral relativamente sólida e institucionalizada (a pesar del proceso electoral de 2006), la democracia tiene que transitar de los procesos electorales a los procedimientos de todas las instituciones. A la forma en que las instituciones realizan de manera eficaz las demandas nacionales a través de un entramado institucional, estable, moderno y con certeza jurídica. Esto es lo que se llama democracia de calidad y tiene que ver con algunos elementos relevantes como: imperio de la ley (estado de derecho, marco jurídico de certidumbre, cumplimiento de la ley, etc.), reciprocidad (la forma en que la población encuentra respuesta a sus demandas a través de las instituciones) y rendición de cuentas.

Sin embargo, existe el supuesto que la relación entre la democracia y los ciudadanos debe venir aparejada. Los ciudadanos participativos, el engrosamiento de la sociedad civil también forma parte de lo que una democracia moderna y de calidad debería abarcar. No hay democracia real sin sociedades participativas. El principal problema que enfrenta México en materia, es la inercia de la historia. Un gobierno que no garantizaba las libertades, sino al contrario, tenía instrumentos de represión y control social, arriagó apatía y desinterés de los asuntos públicos en la esfera social.

Hoy en día, que nuestra democracia se encuentra en una especie de “entrenamiento” de la misma, es que estamos descubriendo sus alcances y su potencial no solo como forma de gobierno, sino como forma de vida. La cultura democrática en el México es aún escasa, pero con el pasar de los años debe ir acrecentándose trayendo consigo una mayor participación en las diferentes áreas públicas.

En este sentido, la Secretaría de Gobernación realiza un monitoreo sobre la cultura política y las prácticas ciudadanas con la realización de la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas, donde podemos resaltar algunos hechos relevantes de la última versión públicada (2005).


No 13%; sí 63%; Sí, en parte 20%; Ns/nc 4%




Según la ENCUP a pregunta exrpresa, la sociedad percibe que los problemas que trata de resolver el gobierno debe venir de la mano con algún tipo de participación por parte de la ciudadanía. El 83% señaló que le toca a hacer algo al respecto, es decir, no dejar que el gobierno actúe solo.

Este hecho resulta relevador en término de la función de la sociedad civil, ya que esta tiene su origen natural como contrapeso de los gobiernos representativos donde si bien el poder se cede a los gobernantes, a los representados, la sociedad civil encausa y presiona sobre el interés colectivo.

Sin embargo es un concepto muy general y abstracto que la gente percibe. En otros temas que tienen que ver con la forma en cómo funcionan las instituciones mexicanas, existe un desconocimiento importante en la forma en que operan.






Respuesta correcta 40%, Respuesta incorrecta 30%, No sabe/No contestó 30%

La duración en el cargo de los diputados federales resultaría ilustrativo del desconocimiento que existe de las formas, solo un 40% Un 60% de los encuestados contestó de manera incorrectamente, dijo que no sabía o simplemente no contestó. El hecho de que 6 de cada 10 mexicanos no sepa los tiempos de duración de sus legisladores preocupa en el sentido que no es una información muy sofisticada ni de difícil acceso, que además se enseña desde primaria como algo elemental de la forma de gobierno mexicana. De aquí podemos sacar algunas conclusiones como el hecho de que a buena parte de la gente no le interesa la política en lo más mínimo (y por tanto no se preocupa por conocer más), así como una educación democrática y ciudadana deficiente.




Sí, 31%; No sabe, 28%; No, 23%; Sí, en parte, 11%; No contesta, 5%; Otra, 2%

A pesar de ser un dato del 2005, el hecho de que en ese momento 23% de los encuestados dijeran que México no vive en una democracia es alarmante pero comprensible. El común denominador de la población no ha percibido cambios sustantivos en la forma de hacer política con respecto a los gobiernos priístas; en parte porque los procesos de transición materializados en reformas liberalizadoras han sido largos y tortuosos si consideramos el año de 1977 como punto de partida. Aunado a lo anterior está la gran expectativa democrática fomentada por los actores políticos previos a la elección del 2000 donde ganó Fox con un porcentaje superior al 40% de las votaciones. Buena parte de la población creyó que muchas cosas cambiarían y que México empezaría a ver resultados plausibles del cambio histórico. Sin embargo, esto no sucedió así en parte por el estilo personal de gobernar del Presidente y sobre todo por las inercias políticas históricas que ya he mencionado. Otro elemento que habría que considerar en este 23%, es si a raíz del conflicto postelectoral y el continuo discurso de fraude y términos utilizados, tales como “república simulada” por parte del PRD, es probable que este porcentaje haya sufrido alguna variación importante.


La democracia no ha traído satisfacciones por sí misma, es una realidad que queda plasmada en la siguiente gráfica.


Muy satisfecho/satisfecho, 26%; Ni satisfecho/Ni insatisfecho, 21%; Poco satisfecho/nada satisfecho, 47%; Ns/nc, 6%


A pesar del descontento del 47% en torno a la democracia, hay un cambio importante en la percepción de la democracia como forma de gobierno contra un autoritarismo que garantizara crecimiento económico, el 56% de los encuestados prefiere un gobierno que respete las garantías individuales, dato de gran relevancia si se toman otras encuestas regionales como el Latinobarómetro donde una parte mayoritaria de la población veía con cierto agrado el regreso a regímenes autoritarios a cambio que estos brindaran una mejor económica plausible.

En materia de valores democráticos como la tolerancia, México aún no tiene valores arraigados como la tolerancia. Aún existen muchos prejuicios y conservadurismos que no permiten una apertura de ideas que fomente debate y desarrollo en distintas áreas.


Un problema que es percibido de manera general es la participación de los actuales partidos políticos. En México son muy mal vistos y evaluados al ser catalogados como actores que no aportan al desarrollo del país, sino por el contrario lo entorpecen por la búsqueda descarada de sus intereses. Este tema es relevante en razón de todo lo que implican hoy en día los partidos, pero sobre todo en las discusiones que hay en torno a ellos, referentes principalmente a la vinculación absoluta entre legisladores y su partido, campañas políticas, los recursos públicos que se les otorga, transparencia y rendición de cuentas. Las reformas al sistema de partidos debe ser una de las prioridades en los cambios institucionales que hayan de venir en los próximos años, como parte fundamental en la construcción de una democracia de calidad.


Los intereses de sus partidos, 43%; Sus propios intereses 25%; Los intereses de la población 16%; Los intereses del Presidente, 11%; Otra 1%; Ns/nc 4%

México tiene una cultura política democrática aún incipiente producto de su realidad histórica. No podemos pedir grandes cambios a nivel nacional en la medida que la democracia se mantenga en el entendido de ser solo un mecanismo para elegir al gobierno. Me muestro optimista en relación a que iremos incrementando nuestros niveles de participación y debate político con el pasar del tiempo y vayamos comprendiendo el potencial de la democracia. Los medios de comunicación juegan un papel importante en este proceso, pero sobre todo, lo que hasta el momento tenemos ya como sociedad civil.

Fuentes:

Tercera encuesta nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas 2005
http://www.segob.gob.mx/encup

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