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viernes, 13 de abril de 2007

Parias de Occidente

Año Dos mil siete. A veces es imposible evitar preguntarse hacia dónde vamos, en dónde estamos no solo como personas, ni como país, también como sociedad global, como personas insertas en un sistema mundial particular. Digo particular porque a pesar de ser un sistema mundial "único" (en el sentido de un solo mundo), éste no puede ser entendido sin las particularidades de las regiones y el mestizaje desarrollado por nuestra especie en más de 50 mil años de presencia humana sobre la faz del planeta.

Los ánimos expansionistas humanos han ido suponiendo la conquista del espacio territorial. La expasión inescrupulosa la mayoría de las veces, teniendo como grandes exponentes el poblamiento de la tierra en su totalidad, conquistando desiertos, cañadas, montañas, ganándole espacio al mar y demás geografías accidentadas.

Sin embargo, el tema que más llama mi atención es la asimiliación y predominio de la Cultura (en su más amplio sentido) a partir de acciones beligerantes asumidas como herramienta de predicación, promoción y persuasión. Para caso al respecto podemos citar las culturas más importantes de la antigüedad. La mayoría de ellas tenían estructuras teocráticas militares. Su cosmogonía era impulsada y fomentada por su mundo conocido a través del uso de las armas, la fuerza, nutriendo con sangre su poder y dominio. Si bien estas culturas muchas veces ejercieron sistemas políticos que permitían la tolerancia de las colonias y territorios, el desarrollo del comercio, las artes, etc. La presencia militar era determinante en el dominio y sumisión de otros pueblos.

La heterogeneidad cultural es una característica de las diferentes expresiones culturales cuyo origen se remite al aislacionismo geográfico. Es decir, las características únicas de cada cultura en el mundo fueron determinadas principalmente por su limitado contacto con otras culturas. Los canales de información hacia afuera de los pueblos era lento y tedioso, o en otros casos inexistentes. Este hecho fue modificándose con el tiempo gracias a los intereses expansionistas de ciertas culturas reduciendo del aislacionismo poco a poco a todas las sociedad mundiales.

Quien mejor ha llevado esta tarea de conquista es sin duda Occidente, cuyo génesis puede remitirse a Babilonia y consolidarse como cultura hegemónica posterior a Roma y Grecia usando como elemento articulador la tradición judeo-cristiana fundada y "redefinida" gracias al Concilio de Nicea. Este momento habría de convertirse en un hito, responsable entre otras cosas del oscurantismo que privó a la razón y por tanto al hombre de su expresión natural durante los siglos posteriores a la caída del Imperio Romano y la creación de los Estados Nacionales Europeos. La Iglesia Cristiana Apostólica Romana es la institución más longeva de todos los tiempos. Acuñada como tal en el año 325 d.C. como instrumento político de cohesión y dominación entre las provincias romanas ante su evidente decadencia y perfeccionada como institución de dogmas paralelos a la consolidación ideológica cultural a través del Concilio de Trento. Toda cultura humana ha tenido la necesidad de valerse más allá de métodos políticos tradicionales, de elementos que brinden entre otras cosas, de cohesión, identidad y sobre todo, justificación de sus actos por medio de un conjunto de valores particulares, socialmente aceptados como absolutos.


Bajo el nombre de Occidente y del "Dios" creado en Nicea, se cometieron actos brutales de violencia en contra de la pluralidad cultural y divina principalmente en América. La conquista no fue solo militar sino religiosa. Fue ideológica bajo el nombre de la única verdad, de la razón auspiciada y justificada por el Señor Dios Todopoderoso. Esto se decía. Los móviles eran otros, no llevar más hijos al reino de dios. La paga divina se otorgaba por medio del llamado "patronato regio" que no era otra cosa mas que la venia del papa en turno hacia los reyes de las naciones europeas. La idea era llenar las arcas del reino con oro, piedras preciosas, y demás objetos de valor. ¿Qué más da terminar con milenios culturales si a cambio se tiene más oro del que se pueda imaginar? El caso Americano es representativo de la ferocidad de Occidente.

Lo que sucedió después todo mundo lo sabemos. México por ejemplo, a pesar de la independencia política no hubo independencia cultural. Era imposible, somos un híbrido hispano-indígena. Somos mestizos, no solo en el color de la piel. Somos mestizos en la forma de asimilar la realidad. Misma que está bañada del pragmatismo impuesto siglos atrás, no hay que ir muy lejos para verlos hoy en día con total naturalidad.


Occidente es hoy en día la cultura dominante en el planeta. Con nuevo jefe a la cabeza, Estados Unidos y su espíritu expansionista belicoso, quizá lo único que haya cambiado sea la deidad. Yahvé cedió su puesto a Don Dinero. El capitalismo exacerbado es hoy por hoy quien tiene más adeptos alrededor del mundo. La justicia ha sido sacrificada en el altar del capital. La doctrina se rige bajo la entelequia de la Democracia y la Libertad. Pero no aquella de la que hablaba el mismísimo Platón ni los teóricos y pensadores que lo sucedieron; sino en aquel concepto legitimador por el que se puede hacer y deshacer cualquier cosa sin el menor escrúpulo. No hay motivo alguno que esté por encima de la expansión de esta "democracia" por el mundo. El objetivo, el poder, la dominación absoluta, la obtención de ganancias sean monetarias o en recursos energéticos, cualquier cosa que sea necesaria sin importar cual sea.

La mayoría de nosotros se ha dejado de preguntar las razones de nuestra forma de vida y ha permitido que la voracidad y avaricia propia de nuestro género nos domine por completo justificando invasiones, masacres, destrucción masiva y otras acciones que no nos encausan hacia fines comunes. Hemos renunciado a nuestra capacidad de Crítica de los sistemas actuales, económicos, políticos, religiosos, etc.

Lo que pretendo resaltar es la asimiliación y adoctrinamiento que los seres humanos, todos nosotros hemos vivido por milenios. Somos demasiados, no podemos pensar todos de manera diferente en lo individual, pero tampoco con homogeneidad monolítica. No hay la capacidad mental para hacerlo, ni posibilidad.

¿Cuánta gente tiene la capacidad mental de sustraerse casi por completo de 2 mil años de historia? ¿Cuánta gente puede ver que Jesucristo no significaba nada hace 3 mil años en Asia y Europa y más cercanamente hace 500 en América era nadie ese señor? ¿Cuánta gente puede visualizar a Yahvé, Gehová, Dios Padre? ¿En qué momento la Democracia y el Capitalismo fueron considerados los momentos únicos de la historia? ¿Cuándo el neoliberlismo fue concebido como único camino? ¿Cuándo la Democracia ha sido aceptada como el mejor sistema de gobierno? ¿Por qué México solo puede ser un sistema presidencial? ¿Por qué una mujer no puede decidir si aborta o no con plena libertad? ¿Por qué aceptamos a las trasnacionales como vía de desarrollo? ¿Por qué no podemos decidir enteramente sobre nuestras vidas? ¿Por qué debemos casarnos y tener hijos? ¿En qué momento se aceptó que los hombres no nos veíamos bien con el pelo largo? ¿Por qué el camino a seguir está dictado por el estudio, el trabajo y la obtención de bienes materiales?

Me asusta y deprime la facilidad como hemos renunciado a la capacidad creativa de este lado del Oceano para dar origen a un pueblo de gente sin espíritu propio; incapaz de cuestionarse su origen y rediseñar su presente, reiventarse, proyectarse en el futuro con autenticidad. Somos unos imitadores mediocres. En el corazón de Occidente se gestan y dictan las docrtinas y aximoas que dan esencia a esta cultura a través de gente asimilida por la misma pero que ha reproducido, desarrollado y expandido la cultura más allá de sí misma. Marx, Voltaire, Hobbes, Rousseau, Locke, Tocqueville, Ricardo, Proudon, Maquiavelo, Keynes, Ortega y Gasset, Bobbio, Velazquez, Da Vinci, Cervantes, Miguel Angel, Moliére, Kant, Dahl, Geddes, Mozart, Descartes.... ¿más? No es necesario. No hace falta. Occidente tiene un corazón creativo impresionante milenario. Sin embargo hago una crítica a la asimilación ciega, a la instauración de percepciones a nombre de absolutos.

No hay verdades absolutas dentro del complejado entramado de lo que llamamos Realidad. Y en caso de que quisieramos tomar ésto por válido tendríamos que vernos en la forzosa necesidad de decir sin temor a equivocarnos que los Totales son intemporales. Cualquier concepción producto de las ideas creadas por seres humanos corresponde a una realidad humana no aplicable al Realidad Universal, misma que es simple y llanamente incognoscible de acuerdo a nuestras limitaciones naturales. El motor de la modernidad no es más que un chispazo minúsculo en la oscuridad absoluta.

Los países latinoamericanos nos hemos convertido en apéndice de Occidente, nos hemos asumido como occidentales, pero de segunda. No hemos sido capaces ni de reinventarnos ni a nosotros mismos ni a la cultura misma. Fuimos conquistados una vez hace 500 años por las armas. Se nos impuso una forma de pensar que hemos asumido como propia y única por años. No hemos sido capaces de criticarla, modificarla, perfeccionarla; por el contrario, sólo hemos sido capaces de convertirnos en parias de esta cultura. En occidentales de segunda, piratas.

Lo peor es ver el entorno y una sociedad sin hambre de grandeza, sin hambre de conocimiento, enagenada y perdida en las frivolidades del placer más mundano. Sin los medios para salir romper los círculos vicios que corroen nuestras mentes y que nos han convertidos en autómatas culturales. Sumergida en el opio de la idiotez de la que hablaba Aristóteles y condenada a morir en el olvido.

Qué pena, pertenecer a esta sociedad, qué pena que no hay Crítica, qué pena terminar como parias de Occidente...

3 comentarios:

SergioMhz dijo...

Sin duda lo que comentas es una idea, que muy pocos se detienen a pensar, bien sea por la comodidad de la vida moderna y el adoctrinamiento del que comentas hemos sido sometidos... Sin embargo, siempre es grato encontrar voces que nos llamen a salir de nuestros esquemas.

Tona dijo...

El poder se define como la facultad o jurisdicción que uno tiene para mandar o ejecutar una cosa; o como la facultad de representar un interés común, y actuar a nombre de éste.

Lo que ya no dicen las definiciones, son los medios que utiliza el poder para alcanzar sus fines. La definición tampoco involucra términos éticos, ni mucho menos morales.

Los esquemas que mencionas nos limitan hoy, y son impuestos por las civilizaciones que más ostentan el poder. Pero la verdad, es que esos esquemas han sido impuestos desde siempre, como métodos de control. Antes de la conquista, los aztecas imponían -y de qué manera- sus formas, tradiciones y normas a las demás culturas. No fue extraño entonces, que esas mismas culturas oprimidas ayudaran a los españoles a vencer a sus enemigos.

Esos métodos de control existirán siempre que lo que importe, sea el poder. Hoy día, los métodos han evolucionado a proporciones inimaginables, cobrando formas universales para que el control y el poder no se limiten a una region, sino al mundo entero.

Globalización, moda, capital, mercados, unión monetaria...son buenos ejemplos. Y presiento que llegaron para quedarse.

Los latinos hemos quedado fuera tradicionalmente de dictar pautas en esos modelos. La verdad nos alcanza y doblega: no hemos sido capaces de unificar criterios, no nos importa destruir nuestra propia iniquidad, y a pesar de que tenemos más cosas en común que divergencias, siempre preferimos el choque y la confrontación.

Difícil panorama para una de las regiones más rezagadas del mundo.

Unknown dijo...

En efecto, quizá lo que más me moleste no es tanto pertenecer a Occidente. Sino la falta de crítica al sistema, la falta de visión, de compromiso con la gente a la que pertenecemos y nos conformemos por ser parte, o al menos sentirnos incluidos en el sistema mundial. Creo que resulta un poco patético tener conciencia de ello y poder hacer poco.

Saludos

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