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martes, 3 de abril de 2007

La mujer ideal

Caray, esta es la primera vez que escribo y admito que por esta ocasión no osare tratar de política y otros fantasmas, pues advierto que la mayoría de ustedes son consumados politologos, así que a manera de presentación, me permito compartir con ustedes algo que me define en cierto aspecto y sentido, la búsqueda por la mujer ideal...

La mujer ideal

De nuevo frente al monitor, eterno y extraño compañero, tanto por decir, tanto que callar... tanto que a veces duele externar por más que el corazón parezca resquebrajarse en ocasiones, sé que debo estar seguro de cada decisión, para no ser tan sólo un amante de ocasión, condenado a la soledad de estar acompañado.

Hoy me siento a un paso del desquicie, a un instante de arrojar al borde el anhelo por hacerme de una nueva compañera, ¿será que acaso soy demasiado exigente? ¿Ó será que tal vez he olvidado como hacer para que valga la pena? Hoy me hago un par de preguntas que quizá suenen lastimeras, pero no por ello caducas, pues pareciera que hace un tiempo perdí la fe de encontrar lo que deseaba.

Me confieso inútil para ser un peón más en el juego de la vida, me harté de ponerle medidas al sentimiento, me harté de entregar el corazón y pensar que no sirve de nada, me niego a responder de nuevo a un beso sin sentir que el alma se desborda en un instante; me niego a decir nada, cuando deseo decir “te quiero, te necesito, ó te amo...”

Hoy multiplico mí tristeza por la mínima ecuación existente, hoy me deshago de mí desesperación y la confino al destierro, hoy me entrego la oportunidad de ser alma y cuerpo en cada acto, hoy confieso que a pesar de mis buenos deseos, no tengo ni la más pálida idea de saber hacia donde orientar mis pasos. Sé que no he olvidado el romanticismo, y sinceramente dudo que haya pasado de moda, quizá sólo se trate de un bache, o de malas tardes en mi trayectoria amorosa, pero, ¿qué hace falta para encontrar a mí mujer ideal?

Tantas veces he planteado esa pregunta y juro que siempre le he tratado de dar una respuesta que suene contundente, que disipe todas mis dudas, que la convierta en congruente, que sea luz entre tinieblas, sin aferrarme a la etérea concepción de un sueño imposible.

He contemplado de cerca infinidad de miradas, me he perdido en cada una de ellas buscando la mitad que me complemente, aquella que prometa regalarle a la pintura el brillo que le hace falta, aquella que sea capaz de encender la hoguera del sentimiento, aquella que le de un toque distinto a las cosas, que prometa rescatarme de una vida que a menudo luce rutinaria, que la aparte de la monotonía y que sepa darle el justo sentido al sentimiento.

He descubierto tanto de mi, a lo largo de 23 años, que juro, me encantaría compartirlo con ella, la musa, la certeza de trascendencia, la inquietud latente, la duda perpetúa, la perfecta comunión entre el ser y el sentir, entre el amar y el pensar que mejor, resulta imposible...

Si algún día ha de cobrar vida, seguro Dios la moldeará con sus manos, y pulirá cada detalle, hasta insuflarla con su aliento divino, regalándole un alma indomable y un corazón capaz de amar y curar; capaz de dar refugio y ser taller de quimeras; capaz de entregarse en un instante, seguro de consumirse para renacer con más fuerza. Sí alguna vez he de encontrarla, sólo pido un instante para dedicarle el más bello pensamiento, el más tierno detalle, el más sincero abrazo y el más dulce beso.

La he imaginado de tantas formas, con mil matices distintos, infinidad de rostros, a menudo Carlota Casiraghi, a veces Maria Sharapova, talvez Monica Belluci, y al final ¿qué más da si parece o no un ángel encarnado?, sí es capaz de prometerme el cielo en una mirada, regalarme el paraíso en una sonrisa ó invitarme a ser feliz más allá del tiempo y a pesar de cualquier adversidad.

Sí pudiese diseñarla a la medida, bastaría con que fuese genuina, que bastase tocarla para saber que es real, que bastase escucharla para sentir paz. No haría falta que fuese perfecta, pues sólo Dios lo es, sin embargo, confió en que le este reservada esa chispa, capaz de sembrar alegría en las tardes funestas, capaz de convertir una tarde cualquiera en una velada única. A veces sólo hace falta encontrar el silencio para que sea perfecto, a veces sólo necesitas que alguien te escuche y en ocasiones sólo precisas escucharla para sentirte pleno. Hoy sé que desearía encontrar a esa compañera de anhelos, mi cómplice de sueños y aventuras, mi apoyo en los momentos difíciles y la dosis de dulzura en el momento oportuno, la seguridad y fortaleza de ser mujer de una sola pieza, sin perder la delicadeza del ser más cuidadosamente creado.

Hoy le pido a Dios, la paciencia suficiente para no equivocarme en mi andar, la seguridad de ser yo mismo, para que valga una elección por lo que soy, y puedo alcanzar y no sólo por lo que una careta pueda ganar, hoy le pido la congruencia para ser capaz de materializar con fe y certeza cada pensamiento y cada palabra, hoy le pido a Dios la tranquilidad y la claridad para no dejarla ir cuando a mi puerta toque al fin el amor.

1 comentario:

Soledad* dijo...

Animo amigo! Ya encontrarás a la mujer ideal...

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