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lunes, 27 de agosto de 2007

El Problema de México

Algo está muy mal en este país.
La división de poderes estaba concebida para crear un sistema de contrapesos que neutralizara el absolutismo y la perversión del Poder. A su vez, el carácter representativo de los sistemas políticos tiene como objeto servir de contrapeso a las élites. En teoría es la vía de acceso ciudadano para la tomar de decisiones. Sin embargo, la filiación partidista de los representantes y su incapacidad de abordar todos los Asuntos Públicos sugirió la necesidad de un contrapeso contra los partidos y los intereses de grupos: la sociedad civil, el Ciudadano.
En México las cosas parecen no funcionar bien. El gobierno, entendido éste como el conjunto de actores e instituciones (administración pública, Congreso, etc.), no buscan ser un contra peso el uno del otro, viven en una realidad ajena a la Nación, donde el máximo interés es la destrucción del enemigo a vencer, mismo que no es una entidad ajena, sino es parte integal de uno mismo, aquella parte incómoda de su ser más último, aquella a la que sienten necesidad de negar no en bien de los demás, sino de ocultar sus fobias más profundas.
"¡Detener el avance de la derecha!" "¡Hay que educar a esos muertos de hambre!" son tan solo algunas expresiones que no tienen de fondo los más altos intereses de la Nación, sino negar el origen incómodo, es la vergüenza que siente el político Mexicano, ya lo había dicho un famoso pensador mexicano.
Las discusiones en las cámaras de representación no incluyen las necesidades ciudadanas, las necesidad es la gente, ésta puede esperar han de pensar, lo primero que hay que hacer es quitar del camino al Otro, al que piensa distinto, para entonces sí, poder trabajar con camino libre. Hay que erradicar la pobreza dicen, pero como reza la sabiduría acerca de que para cambiar al mundo, al país, al México Bárbaro hay que empezar por uno mismo, por eso es imprescindible subirse el sueldo 400% en 10 años. El obrero, el profesionista, el cientifico, pueden, esperar, todos pueden esperar. ¿Cómo velar por los intereses del país cuando no hay nada de facto que los ligue con sus necesidades?
En lo único que hay congruencia es en la incongruencia. Hay que erradicar combatir al que piensa diferente, no importa que esté dentro de mi mismo partido. La clase política es digna de rigurosos estudios por parte de psicoanalistas, psiquiatras, sociólogos, antropólogos, filósofos y demás.
Finalmente, el Ciudadano parece no tener suficientes caminos institucionales para traer de nuevo a la realidad a su clase política, pero eso no resulta tan malo como su calidad para posicionarse como un un ente ajeno de los Asuntos Públicos, siendo apático e ignorante, cuyo mayor contacto político se da entre cervezas y propaganda política en los partidos de fútbol y la telenovela de más éxito. El méxicano no tiene interés en fomentar la convivencia sana y la civilidad, por el contrario, trasgrede cualquier norma o ley que atente contra su soberana comodidad. Ante cualquier dilema o toma de decisión aboga a su pletórico egoismo. El otro no importa, si piensa diferente, menos. El mexicano es especialista en renegar su esencia y su Ser. No me extraña que la clase política sea como es teniendo como origen esta sociedad. Quizá (y solo como una posibilidad), el problema de México tenga que ver con los mexicanos.


Si el problema de México tiene que ver con los mexicanos, tiene que ver con la Historia, si ésta es solamente la narración de una personalidad forjada en los últimos 500 años, quizá el problema resulte más complejo de abordar, sobre todo en la parte de dar solución a éste, ya que, a menos que suceda un milagro, requiere de mexicanos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

la pura verdad

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