Ocultar barra Blogger Mostrar barra Blogger

miércoles, 6 de junio de 2007

Calderón, el político

Felipe Calderón ha remado a contracorriente desde 2005. Mediante un cuidadoso y audaz manejo político, ha salido airoso ante todo aquel que lo ha enfrentado.

En junio de 2005, Santiago Creel se separó del cargo de Secretario de Gobernación creyendo que emprendería un llano camino a la candidatura presidencial por el PAN. Su principal argumento históricamente le daba la razón: contaba con el apoyo del Presidente de la República.

Sin embargo, frente a sí se encontró con Felipe Calderón, con una carrera ascendente al interior del partido, desde la Secretaría Juvenil hasta la Presidencia blanquiazul; y su trayectoria política era igualmente amplia: Asambleísta, dos veces Diputado (una de ellas coordinador de bancada), Director de Banobras, Secretario de Energía, y un destacado candidato a la gubernatura de Michoacán.

A diferencia de Creel, que ya se veía compitiendo por la Presidencia, Felipe Calderón echó mano de las relaciones que cosechó como Secretario y Presidente del PAN, a la vez de promoverse como un militante por decisión histórica y no por oportunidad improvisada. La elección interna lo declararía vencedor con un contundente 51.59% de los votos.

No obstante, la realidad subsecuente no sería fácil: en enero de 2006, Andrés Manuel López Obrador lo aventajaba 8 puntos porcentuales en las encuestas. A pesar de la distancia considerable, la estrategia de Calderón logró colocarle políticamente más rentable que Roberto Madrazo, y se sacudió notablemente cualquier vínculo con el rotundo fracaso foxista. Calderón, sin embargo, necesitaba mostrar un perfil más plural y menos derechista para competirle la popularidad al tabasqueño. Así llegó a coordinar al equipo Josefina Vázquez Mota, una reconocida publirrelacionista, situada a la izquierda del PAN, que empalmó perfectamente con la ruta política que buscaba Calderón.

Para marzo, el tabasqueño aumentó su ventaja a 10 puntos porcentuales. Entonces, la estrategia en el cuarto de guerra calderonista se volvió mucho más agresiva: preparar bien los debates presidenciales, iniciar una guerra sucia, aprovechar puntos grises en la legislación electoral, y coordinar nuevas estrategias con aliados políticos.

En tan sólo dos meses, la guerra sucia logró colapsar la popularidad del tabasqueño (que por arrogancia o incapacidad, nunca logró revertir), y el primer debate presidencial mostró a un Calderón aplicado en los temas nacionales, que le otorgaron una victoria clara ante un tambaleante Madrazo y un ausente López Obrador. A su vez, desde la elección interna del PAN, Calderón procuró desechar todo lo que olía a Fox, menos a su poderosa aliada, Elba Esther Gordillo. Con la profesora de su lado, aseguró un constante golpeteo a Roberto Madrazo para cuidarle las espaldas, y un número importante de votos que lo impulsaran hacia el frente. La elección dio el triunfo al PAN por una nariz.

Como Presidente electo, Calderón supo navegar sigilosamente en un país dividido entre la furia golpista del derrotado candidato de la izquierda, y el júbilo de la derecha por la victoria. A la hora de repartir posiciones en su Gobierno, Calderón tuvo que pagar peso por peso a todo aquél que le ayudó a ocupar la silla presidencial, descuidando la capacidad o las intenciones de la gente que colocó.

La habilidad de negociación política del Ejecutivo en el Congreso salió pronto a flote cuando logró la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2007 sin contratiempos. Además, el Presidente aseguró la confianza del PRI al hacer caso omiso de las acusaciones contra gobernadores de ese partido, aún cuando habían sido impulsadas por él mismo como candidato. Así, a menos de 3 meses de haber ocupado la silla, Calderón ya había visitado a Mario Marín en Puebla, y a Ulises Ruiz en Oaxaca.

Ante la inseguridad o la inestabilidad, la fuerza. Calderón ha consentido al Ejército Mexicano de manera única, otorgando más financiamiento para el combate al crimen organizado, e incrementando el sueldo de soldados de tropa a más de 40%. En contraste, el salario mínimo subió únicamente 3.3%.

Calderón también se ha preocupado por enviar mensajes de tranquilidad a los grupos de choque. Antes de enviar la Ley del ISSSTE al Congreso, se aseguró de mostrar su respaldo a los sindicatos, vengan de donde vengan, y hagan lo que hagan. Una orden tan delicada como la de restituir al controvertido Napoleón Gómez Urrutia como líder de los mineros, no podía venir de otro lado más que de su oficina. A su vez, ha combatido de forma decidida mediante terceros, las leyes en el Distrito Federal que chocan con sus creencias.

Por último, el pasado sábado, se ocupó de conseguir el espaldarazo de su partido en la Asamblea Nacional, desechando a sus detractores y propinándoles un abucheo severo… para que no se olviden quién maneja el blanquiazul.

Está por verse si la habilidad mostrada alcanza para resolver los grandes problemas nacionales. Más aún, si las alianzas cosechadas, además de fortalecer al Ejecutivo, pueden traducirse en un desarrollo real del país; los últimos hechos apuntan a que difícilmente será así, pero que a nadie le quede duda: en Los Pinos despacha un político.

1 comentario:

Latina Zurda dijo...

De acuerdo contigo Tona, es un político, y como bueno político tiene sus alianzas, el problema es, como tu dices, que esas alianzas se transformen en beneficios para el país, es ahí donde yo no veo por dónde la paga de favores se traduzca favorablemente hacia por decir,algo, empleos y crecimiento real de calidad de vida.

Ratings patrocinados por Outbrain