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miércoles, 21 de febrero de 2007

Recuento Atrasado del 2006

Año 2006: Conflicto, polarización, crispación, división, desilusión
Como que sólo vivimos de contradicciones, y por ellas; como que la vida es tragedia, y la tragedia es perpetua lucha, sin victoria ni esperanza de ella; es contradicción. Se trata, como veis, de un valor afectivo, contra los valores afectivos no valen razones. Porque las razones no son nada más que razones, es decir, ni siquiera son verdades.
Miguel de Unamuno
Del Sentimiento Trágico de la Vida, sabiendo que no se si se puede afirmar bajo un criterio estrictamente tautológico, que esta vida se rige por lo que Heráclito denominó como la constante e incansable lucha de contrarios. No se puede valorar la luz sin la oscuridad, la compañía sin la soledad, el amor sin el sufrimiento, la salud sin la enfermedad, la vida sin la muerte. El año 2006 me damandó hacer un recuento de los daños que hoy comparto con ustedes, ya se que estamos en febrero casi marzo, pero nunca está de más recordar lo que fuimos para lo que seremos.
Oyendo Sunday Bloody Sunday, comienzo mi crónica del 2006 año de contradicciones, de maniqueísmos, de altas y bajas emocionales, del Sentimiento Trágico de la Vida.
No se porqué cuando se hacen retrospectivas siempre salen las cosas malas primero. Pero no cabe negación alguna en cuanto a que este año fue marcado con estos términos: Conflicto, polarización, crispación, división, desilusión.
A nivel internacional me viene a la mente la el conflicto entre Israel y la milicia de el Partido de Dios Hizbollah, “The clash of civilizations” el mismo conflicto over and over again…. El odio y la intolerancia religiosa que aplastan con miles de muertos la consolidación de la concordia.

Luz verde para construir el muro paliativo para la migración entre nuestro país y Gringolandia y el reforzamiento de la policía en la frontera. Muestra de la gran capacidad intelectual, xenofobia, represión y violación a los derechos humanos del Presidente George Bush y muestra también de la clara y evidentísima capacidad de negociación de nuestro gobierno, encabezado por el “Gracias a Dios expresidente Fox” para concretar un acuerdo migratorio que beneficie a ambas naciones.
Bajo el mismo rubro y como respuesta a la no valoración de la migración mexicana en los Estados Unidos, de la mano de obra barata que “hace trabajos que ni los negros quieren hacer”, de la fuga de cerebros que huye en busca de mejor calidad de vida, mejores oportunidades y salarios que remuneren de manera justa su trabajo, millones de latinos encabezados por paisanos hicieron realidad la película Un día sin mexicanos.

Los últimos meses del 2006 vieron perecer dos dictadores de latitudes distintas, Augusto Pinochet y el recién ahorcado Sadamm Hussein. Millones de personas se regocijaron por la merecida ejecución de Saddam, sin saber que Irak sigue sin poder consolidarse como un país “Democrático” (Whatever that means…) pero sobre todo Irak como parte de la maldición de medio oriente, no ha podido consolidarse como un país en paz. De Pinochet, qué puedo decir? Sin conocer el conflicto chileno en su totalidad y sólo basándome en lo poco que se, me uno al júbilo que embargó a los chilenos con la muerte del responsable de la caída de Salvador Allende, el responsable de la desaparición de cientos de chilenos que se oponían al régimen, el responsable de la mayor violación a los derechos humanos que ha vivido Chile. Pero coincido con el autor de uno de mis poemas favoritos: “…la muerte le ganó a la justicia”.

En América Latina vivimos el triunfo de la izquierda social-demócrata con un bastión importantísimo como lo es Michelle Bachelet, con el ya consolidado Lula y con algunos picos “radicales” dizque manifestados en Evo Morales y bien representados por Chávez. A mediados de año todo parecía indicar que por fin Latinoamérica sería zurda, socialdemócrata. México no era la excepción, las encuestas favorecían a López Obrador hasta con un 60%, “Peje para presidente”. Bajo un Proyecto Alternativo de Nación, en lo general sólido, moralmente bien sustentado pero con bases económicas débiles, AMLO convenció a millones de la necesidad, más bien la de OBLIGACIÓN que México tiene de poner como prioridad la desigualdad. Para mi el 2006 fue el año de la decepción del Peje, bueno el 2005 ya había comenzado con su labor de desilusionarme de él, pero este año fue la culminación. ¿Cómo era posible que cuando por fin México podía tener la oportunidad de consolidar el proyecto de izquierda que había comenzado Cárdenas en 1988 con un líder mesiánico capaz de movilizar a las masas de convencerlas de la OBLIGACIÓN que tenemos con México y sus más de 50 millones de pobres, todo se echara a perder? ¿Cómo era posible que quien pregonaba ser “indestructible” políticamente, se destruyera a sí mismo rodeándose de pillos videoescándaleros, de luminarias como Camacho Solís ex mano derecha de su archirecontra enemigo Salinas de Gortari? ¿Cómo era posible que el defensor de la lucha contra la desigualdad, la propiciará ensanchando la brecha de resentimiento entre ricos y pobres? ¿Cómo era posible que teniendo la victoria en sus manos se durmiera en sus laureles y comenzara a hacer y decir tonterías?

Todo se echó a perder.

El dos de julio de 2006, millones de mexicanos y mexicanas salieron de sus casas para forjar la historia de México, para elegir a diputados locales, presidentes municipales, jefes delegacionales, gobernadores, pero sobre todo al próximo presidente de la República y para elegir a su contrapeso, el poder legislativo, al Congreso de la Unión. El Instituto Federal Electoral jugó su papel como árbitro “imparcial” en la designación de la clase gobernante, teniendo un pobre desempeño en la entrega de los Resultados preliminares y qué decir del conteo final, la negación a abrir todos los paquetes electorales, el solapar la campaña mediática que violaba todas luces el COFIPE, la conocidísima amistad entre el titular del Instituto Ugalde y el poder detrás del poder la Maestra Elba Esther, etc etc. El dos de julio tuvimos la elección más importante de la historia “democrática” de México se debatieron dos proyectos de Nación opuestos, la lucha por el poder se disputaba entre la supuesta derecha y la supuesta izquierda, el partido de “centro” que gobernó México durante siete décadas y que desde que comenzaron los conflictos en su interior muestra decadencia, su declive, y porqué no talvez hasta su extinción. Los miembros del padrón electoral salieron a votar, a definir el rumbo de México entre la supuesta continuidad neoliberal y el proyecto alternativo de izquierda.
El dos de julio fue la culminación de la lucha encarnizada del primer semestre de 2006, el poder se lo disputaron un conjunto de elementos que creí ya no podrían darse.

El primero de ellos, elemento indispensable en la era del homo videns, en el gobierno de la mediocracia: los spots de radio, televisión, internet etc. Vimos la elección desde distintos cristales uno de ellos nos permitía ver que la elección algunas veces fue peleada de manera superflua, la batalla no era de ideas, ni de propuestas si no de quién tenía la mejor publicidad, el mayor alcance mediático. La guerra de los spots, nos acabó, nos cansó, nos hartó. Miles de millones de pesos derramados en tiempo aire en comerciales tan estúpidos y patéticos como el de Nueva Alianza, rogando con una cancioncita “pegajosa” para que los ciudadanos le den uno de los tres votos que van a ejercer “♪ uno de tres ♪”; otro de tan mal gusto como lo es el de Roberto Madrazo en el que le dice “Síguete riendo” a un delincuente que ante la “imponente” presencia de Madrazo y su “arribo” a la presidencia deja de reirse y se orina del miedo porque ahora sí será encarcelado. Se tuvieron también los spots panistas que provocaron el miedo en los votantes promoviendo la imagen de un AMLO intolerante, corrupto, similar a Hugo Chávez y conductor inevitable de una crisis económica (y que tardíamente fueron “sancionados” por el IFE). Los que llaman al voto útil para apoyar a Calderón y los típicos que nos saturaron diciendo que Felipe será el Presidente del “empleo”, pero del empleo para sus cuñados y amigos empresarios. O bien hasta un spot de Chespirito diciéndole a la ciudadanía que el votaría por Calderón y por todos los candidatos del PAN. Están los de la Coalición “Por el bien de todos” pero primero los pobres. (No se sabía quién estaría en el “todos”, todos los amigos de AMLO, todos los que aportaron lana a su campaña, todos lo que votaron por él, todos los pobres, todos menos los empresarios, todos menos el innombrable, o “todos, todos”, todos quiénes?). En ellos veíamos a un AMLO sonriente dador de esperanza, dador de un “nuevo modelo económico” que le dará más dinero a la gente, mayores ingresos, menos pobreza, un modelo económico con el que “♪ ganarás más, ♪ ganarás más ♪”

La pelea mediática llegó a su fin unos días antes de la elección, gracias a Dios el bombardeo de los spots terminó, comenzó la batalla “democrática”, la de los votos. La del ejercicio de la libertad “absoluta” de los ciudadanos para votar o no votar. Comenzó la verdadera lucha de conciencia individual en la que decidíamos nuestro futuro. El debate individual, que algunos ya tenían resuelto desde hacía meses o semanas el dos de julio llegó a su clímax. Se suponía que a las once de la noche sabríamos quién sería el próximo presidente de México, la única respuesta que obtuvimos fue un mensaje de Ugy diciendo que los resultados habían estado muy cerrados y que no era posible declarar un ganador.

Lo único que supimos fue que la contienda electoral se dio entre dos fuerzas políticas opuestas que se tocan en los extremos y una fuerza que puede más que las otras dos juntas el abstencionismo, al que ese día me uní, no por convicción propia, si no porque tenía perdida mi credencial de elector (después apareció).

En fin, el resultado hoy lo sabemos, ganó Felipe Calderón en medio de críticas y gritos de fraude. Calderón se hizo acreedor de la Presidencia de una República dividida, con la legitimidad que sólo unos 15 millones de mexicanos le había brindado, teniendo en contra a la mayoría de la población que votaron por el Peje, por Madrazo, Paty, el Dr. Simi, por sí mismos o que de plano no votaron, se me olvidaba Campa, pero también a la mayoría del electorado se le olvidó.

En contra parte sufrimos de las acertadísimas decisiones de Andrés Manuel, de la “Resistencia Civil”, del plantón en Reforma, de su confrontación directa con la cúpula, con la elite pero también con todos los simples mortales que padecimos sus locuras y que escuchamos sus discursos.

La polarización y la crispación fueron los términos que con mayor frecuencia escuchábamos en los medios de comunicación, pero más importante aún, los vivíamos día a día.

Vivimos días de incertidumbre política, del never ending conflicto de Oaxaca que al término del año sigue siendo un foco rojo; vivimos circunstancias inauditas como tener tres presidentes al mismo tiempo: el Constitucional ("eminencia" Vicente Fox), el Electo ( "espurio" Felipe Calderón) y el Legítimo ("desquiciado" López Obrador). Llegamos al último informe del Presidente del “cambio” sin informe, entre gritos y sombrerazos de nuestros “representantes” populares presenciamos el No-informe. Casi en la cima del año político por excelencia, arribamos a la toma de posesión de Felipe Calderón, entre dudas, incertidumbres, golpizas entre los diputados, “el evitar a como de lugar que Felipe fuera Pte”, etc etc, tuvimos la sorpresiva noticia de que Fox y Calderón nos habían chamaqueado como diría el niño verde, a media noche Felipillo ya tenía la banda presidencial en sus manos (digo por si la flies, no fuera a ser que no lo dejaran tomar protesta al día siguiente) pero cuál fue nuestra sorpresa más grande cuando nuevamente se presentaron los gritos y sombrerazos en San Lázaro y entre ellos como por arte de magia, aparecía Felipe Calderón entre la multitud gritando que cumpliría con su deber y si noooo que la nación se lo demande.

Todo salió como “debía” de salir, en paz y busca de la concordia. Lo que si he de reconocer es que aunque no apoyaba, ni apoyo el proyecto de Felipe Calderón, quedé satisfecha con su discurso en el Auditorio Nacional, (frente a un público más amigable que San Lázaro) cuando nos prometió cumplir con lo dicho en campaña, en el que hizo un llamado a la unidad con los que quieran trabajar con el, tendió una mano para que los mexicanos trabajemos juntos, exigió al gabinete de seguridad implementar políticas públicas que mitiguen la inseguridad, “rebasó por la izquierda” (aunque la verdad esa frase no me gusta en lo absoluto) teniendo como una de sus primeras acciones el Decreto de Austeridad, seudo plagio de una de las propuestas de Andrés Manuel.

México ceró el año 2006, sin pena ni gloria, con un Peje Diluido y un Felipillo fortalecido; con la inseguridad presente como siempre con un operativo patito contra el narco, en el que unos caen y otros suben, no hay sorpresas en eso; con 50 millones de personas que son POBRES; con analfabetismo, deserción escolar; con un plaga de sátrapas y parias como los viene viene; escasez de los servicios públicos básicos, con un sistema de salud deficiente; con sindicatos/mafias cuyos líderes se hinchan de lana como ”El Napito”, mientras sus sindicalizados son sepultados en una mina por no tener las mínimas condiciones de seguridad laborales; con un medio ambiente deteriorado, con una nata de mugre sobre la Ciudad de México; con políticos enfermos de poder y por lo tanto corruptos; con un sistema de justicia deficiente; con un sistema económico débil sustentado en remesas y petróleo; con desempleo, o empleo para recién egresados, miserable y raquítico, y en honor a quien honor merece les digo: Cerdos Capitalistas!!

1 comentario:

Unknown dijo...

Definitivamente fue un año inesperado en muchos sentidos. Quizá a mi juicio el más importante fue la No-victoria del señor López en las elecciones.

Como ya traté en temas anteriores, el hecho de ir ganando por diez puntos a 6 meses del día de la elección y terminar perdiendo por unos cuantos miles de votos me pareció de lo más relevante.

Quizá con el triunfo de López este país hubiera empezado a girar hacia algo más equitativo, no lo sabemos. Hay muchos que dicen que el modelo de López y el de Calderón es esencialmente el mismo salvo por un reacomodo de prioridades. Quizá. Sin embargo, de lo que sí estoy seguro es que este país necesita revirar y dar un nuevo enfoque a la forma de hacer política, no sin menoscabar la trascendencia de, como bien decía López, "primero los pobres". Más allá de lo "populista" que pueda sonar, es una realidad que en la medida que los pobres sean atendidos no solo ganan ellos de manera directa e intrínseca, también ganan los ricos al convertirse en potenciales consumidores de productos hasta este momento inalcanzable para ellos.

Es un largo debate que está ahí puesto y que el gobierno de Calderón tendrá que tomar muy en cuenta sobre todo en razón de aquellos 15 millones de votos que no fueron para él.

Saludos

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